Lesiones por frío. Lesión tisular sin congelamiento incluye el eritema por frío, el pie de trinchera y la perniosis (sabañones). Necrosis digital por exposición prolongada a bajas temperaturas.

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Crédito: Medicina Clínica


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Generalidades sobre las lesiones por frío

Por Daniel F. Danzl , MD, University of Louisville School of Medicine

Revisado médicamente mar. 2021

VISTA PARA PACIENTES

Prevención

La exposición al frío puede producir una disminución de la temperatura corporal (hipotermia) y una lesión focal de los tejidos blandos.


La lesión tisular sin congelamiento incluye el eritema por frío, el pie de trinchera y la perniosis (sabañones).

La lesión tisular por frío es la congelación.

El tratamiento es el recalentamiento y el tratamiento quirúrgico selectivo, en general diferido, de los tejidos dañados.


La susceptibilidad a la lesión por frío aumenta con el agotamiento, el hambre, la deshidratación, la hipoxia, el deterioro de la función cardiovascular y el contacto con la humedad o metal.

La congelación es la lesión debida al congelamiento del tejido. Las manifestaciones iniciales pueden ser engañosamente benignas. La piel puede tener un aspecto blanco o presentar ampollas, y está entumecida; el recalentamiento produce un dolor intenso. Puede producirse una gangrena. El tejido muy dañado puede autoamputarse. El tratamiento es el recalentamiento en agua caliente (37 a 40°C) y cuidados locales. Rara vez es necesaria la amputación quirúrgica, pero la decisión, con frecuencia guiada por los resultados de los estudios por la imagen, en general debe postergarse hasta la delimitación definitiva del tejido necrótico.

(Véase también Generalidades sobre las lesiones por frío).


Habitualmente, la congelación se produce en un ambiente frío extremo, en especial a altitudes elevadas, y se agrava con la hipotermia. Las zonas que se afectan con más frecuencia son las regiones distales de las extremidades y la piel expuesta.


Congelación del pie



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Congelación de las manos


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Se forman cristales de hielo en el interior de las células de los tejidos o entre ellas, lo cual escencialmente congela el tejido y produce la muerte celular. Las zonas no congeladas adyacentes están en riesgo debido a que la vasoconstricción local y la trombosis pueden causar lesión endotelial e isquemia. Con la reperfusión durante el recalentamiento se liberan citocinas inflamatorias (p. ej., tromboxanos, prostaglandinas) que empeoran la lesión tisular. La profundidad de la pérdida tisular depende de la duración y la profundidad de la congelación.


Referencia general

Dow J, Giesbrecht GG, Danzl DF, et al

: Wilderness Medical Society Clinical Practice Guidelines for the Out-of-Hospital Evaluation and Treatment of Accidental Hypothermia: 2019 Update. Wilderness Environ Med 30(4S):S47-S69, 2019. doi: 10.1016/j.wem.2019.10.002. Epub 2019 Nov 15. PMID: 31740369.

Síntomas y signos de congelación

El área afectada está fría, dura, blanca, y entumecida. Cuando se calienta, la zona se cubre con máculas eritematosas, edematizadas y dolorosas. A las 4-6 horas aparecen ampollas, pero puede no evidenciarse toda la extensión de la lesión durante varios días.


Las ampollas llenas de suero claro indican lesión superficial, que cura sin pérdida tisular residual.

Las ampollas proximales llenas de sangre indican lesión profunda y probablemente pérdida tisular.

La congelación de tejido profundo produce una gangrena seca con una costa negra y dura sobre el tejido sano. La gangrena húmeda, que es gris, edematosa y blanda, es menos común. La gangrena húmeda caracteriza por la infección, no así la gangrena seca.


Congelación grave del pie con necrosis de los dedos de los pies



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El tejido muy dañado puede autoamputarse. Puede desarrollarse un síndrome compartimental. Todos los grados de congelación pueden producir crecimiento defectuoso de las uñas y síntomas neuropáticos a largo plazo: sensibilidad al frío, sudoración excesiva y entumecimiento (síntomas similares a los del síndrome de dolor regional complejo).

Diagnóstico de congelación

Evaluación clínica

El diagnóstico se basa en los hallazgos clínicos. Sin embargo, como muchas de las características tempranas de la congelación (p. ej., frío, entumecimiento, enrojecimiento o blanquecimiento, ampollas) también lo son de las lesiones frías sin congelación, la diferenciación entre ellas puede requerir observación hasta que aparezcan características más específicas (p. ej., costra negra).

Tratamiento de la congelación

Recalentamiento en agua caliente (37 a 40°C)

Medidas sintomáticas

Cudidado de las heridas locales

A veces, cirugía tardía

Atención prehospitalaria

En el campo, las extremidades que han sufrido congelación deben ser recalentadas sumergiendo totalmente la zona afectada en agua que se sienta caliente al tacto (37 a 40°C). Como el área está adormecida, el recalentamiento con una fuente no controlada de calor seco (p. ej., fuego, almohadilla térmica) plantea riesgos de quemaduras. El frotamiento puede lesionar aún más los tejidos y debe evitarse.


Cuanto más tiempo permanezca congelada una zona, mayor será el daño final. Sin embargo, no se recomienda descongelar los pies si el paciente debe caminar cierta distancia para recibir atención, porque el tejido descongelado es particularmente sensible a los traumatismos producidos al caminar, y si vuelven a congelarse se dañarán más que si se deja congelado. Si la descongelación se debe retrasar, la zona congelada se limpia suavemente, se seca y se protege con compresas estériles. Los pacientes reciben analgésicos, si están disponibles, y todo el cuerpo se mantiene caliente.

Cuidado intensivo

Una vez en el hospital, se estabiliza la temperatura central y las extremidades se recalientan rápidamente en grandes contenedores de agua circulante mantenida a 37-40° C; de 15 a 30 minutos. Con frecuencia, la descongelación se termina de manera prematura porque el dolor puede ser intenso durante el recalentamiento. Pueden usarse analgésicos parenterales, incluyendo opiáceos.


Se indica a los pacientes que muevan suavemente la parte afectada durante la descongelación. Las ampollas grandes llenas de líquido claro se dejan intactas o se aspiran usando una técnica estéril. Las ampollas hemorrágicas se dejan intactas para evitar la desecación secundaria de las capas dérmicas profundas. Las vesículas rotas se desbridan. Si no se confirma la perfusión después del descongelamiento, se debe considerar la administración de papaverina (un vasodilatador) seguida por terapia trombolítica intraarterial o intravenosa (fibrinolíticos) (1). Este tratamiento debe seguirse con 1 mg/kg de enoxaparina por vía subcutánea 2 veces al día durante 14 días.


Probablemente sean útiles las medidas antiinflamatorias (p. ej., aloe vera tópico cada 6 horas e ibuprofeno 400 mg por vía oral cada 8 horas o ketorolaco 30 a 60 mg IV). Las zonas afectadas se dejan abiertas y expuestas al aire caliente, y las extremidades se elevan para reducir el edema. No se ha desmostrado que los anticoagulantes, los dextranos de bajo peso molecular intravenosos o los vasodilatadores intraarteriales (p. ej., reserpina, tolazolina) produzcan ningún beneficio clínico. Fenoxibenzamina, un alfa-bloqueante de acción prolongada, en una dosis de 10 a 60 mg por vía oral 1 vez al día teóricamente puede reducir el vasoespasmo y mejorar el flujo sanguíneo. Para las lesiones graves que se presentan dentro de las 48 horas, se debe considerar la infusión de un análogo de prostaciclina como el iloprost.


Prevenir la infección es fundamental; a veces se proporciona profilaxis estreptocócica (p. ej., con penicilina). Si hay una gangrena húmeda, se usan antibióticos de amplio espectro. Si la vacunación no está actualizada, se administra toxoide tetánico. Si la lesión tisular es grave, se monitoriza la presión tisular (véase Síndrome compartimental: diagnóstico).

Continuación del tratamiento

Es importante una nutrición adecuada para mantener la producción de calor metabólico. Antes de descongelar, se debe considerar el uso de ecografía Doppler para evaluar los pulsos y la apariencia del tejido.


Otros estudios de diagnóstico por imágenes incluyen gammagrafía con radionúclidos, RM, termografía con microondas y flujometría Doppler con láser para ayudar a evaluar la circulación, determinar la viabilidad tisular y, de esta manera, guiar el tratamiento. La RM, y en particular la angiorresonancia (ARM), puede establecer la línea de separación antes que aparezca la demarcación clínica y, de esta manera, hacer posible el desbridamiento quirúrgico más temprano o la amputación. Sin embargo, no está claro si la cirugía más temprana mejora la evolución a largo plazo. Habitualmente, la cirugía se posterga lo más posible porque la costra negra con frecuencia se desprende y deja al aire tejido viable. A los pacientes con congelación grave se les debe advertir que pueden ser necesarias muchas semanas de observación antes de que la delimitación y la extensión de la pérdida tisular sean evidentes.


Los baños de hidromasajes a 37° C 3 veces al día seguidos por secado suave, reposo y tiempo son el mejor tratamiento a largo plazo. No se conoce ningún tratamiento totalmente eficaz de los síntomas prolongados de la congelación (p. ej., entumecimiento, hipersensibilidad al frío), aunque la simpatectomía química o quirúrgica puede ser útil para los síntomas neuropáticos tardíos.

Referencia del tratamiento

Hickey S, Whitson A, Jones L, et al: Guidelines for Thrombolytic Therapy for Frostbite. Journal of Burn Care & Research, 41:1, 2020.


https://www.msdmanuals.com/es/professional/lesiones-y-envenenamientos/lesiones-por-fr%C3%ADo/generalidades-sobre-las-lesiones-por-fr%C3%ADo


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