La prosopagnosia, que a veces aparece en algunas personas con síndrome de Asperger, es una forma específica de agnosia visual caracterizada por una incapacidad de reconocer los rostros. Los ojos funcionan correctamente y son capaces de ver las distintas partes que componen un rostro y que son las características que nos permiten recordarlo, pero el cerebro se muestra incapaz de interpretar la información que recibe a través del sentido de la vista, e impide que el sujeto reconozca a otras personas. ⬇️
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PROSOPAGNOSIA: CUANDO TU CEREBRO NO SABE JUGAR AL QUIÉN ES QUIÉN
¿Te imaginas cruzarte cada día con cientos de personas y no saber si te encuentras con alguien conocido? ¿Te imaginas presentarte a tu mejor amigo cómo si fuese la primera vez que le ves? Los prosopagnósicos conviven en su día a día con estos problemas. Si quieres saber más sobre esta curiosa enfermedad llamada prosopagnosia, a continuación te cuento los detalles.
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Caras. No hay dos iguales, ni las de gemelos idénticos. Sé de lo que hablo (y no porque tiene un hermano gemelo si no porque durante mi infancia coincidí en el cole con dos pares de ellos, ni más ni menos, y créeme cuando te digo que se les diferencia perfectamente). ¿Sabes esas películas en que dos hermanos idénticos se cambian de clase o en las que uno se va a Boston y el otro a California, y nadie se da cuanta excepto el mayordomo? Mentira. No es fácil que pase y menos si les ves de continuo. Y todo porque no hay dos caras iguales. Si es que te lo había dicho.
gemelos
Sé que es difícil pero si te concentras veras las sutiles diferencias entre ambos
¡Ay la cara! Esa estructura ósea ubicada por delante del cráneo y delimitada por la frente y la barbilla. Cuanta información contiene en tan poco espacio (bueno depende del tamaño de la cabeza), y nuestro cerebro es un experto en descifrarla toda. Da igual que la información este a simple vista como los ojos, labios y demás (en plan superficial) o que se trata de descifrar expresiones faciales (en plan profundo), el cerebro se atreve con todo y lo resuelve con gran maestría.
Y es que tiene sentido, cada día nos encontramos con cientos de caras. Unas pocas conocidas y la gran mayoría desconocidas, que posiblemente no volveremos a ver. Nuestro cerebro juega constantemente a su quien es quien particular diciéndonos, entre otras cosas, a quién debemos saludar, con quien debemos ser sólo correctos o si con alguien debemos ser más o menos cercanos. ¿Pero y si el cerebro se pone perezoso y no podemos extraer información de las caras? En tal caso estaríamos ante un trastorno conocido como Prosopagnosia.
¿Prosopa…qué?
¡Bienvenidos a clases de griego para principiantes! En la clase de hoy vamos a aprender dos palabras nuevas:
Prosopon: Así se llama a la máscara con la que se cubrían el rostro los actores en las obras de teatro.
Agnosis: Ausencia de conocimiento.
Si juntamos ambas palabras nos sale un nuevo término: Prosopagnosia. La prosopagnosia es un tipo de agnosia visual, y se caracteriza por que la persona es incapaz de reconocer las caras de personas conocidas para él. Si el trastorno es muy grave puede incluso no reconocer su rostro cuando se mira en el espejo o aparece en alguna fotografía.
No es fácil saber cuántas personas están afectadas con dicho trastorno. Si te preguntas por qué, la respuesta es sencilla: Aunque parezca mentira, en muchos de los casos los propios pacientes desconocen que la padecen. Pero ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puedo no reconocer a alguien que veo todos los días y no darme cuenta de que tengo un problema? Evidentemente, ellos saben que algo raro les ocurre, pero suelen achacarlo a falta de atención o problemas para ubicar una cara, vamos el clásico ¡Uf, yo es que soy malísimo para las caras! de toda la vida.
caras uf soy malísimo
¿Pero dónde he visto yo esa cara antes?
A esto hay que sumarle las estrategias compensatorias que han desarrollado durante toda su vida para suplir esta carencia. Los prosopagnósicos suelen usar “pistas” que están relacionadas con el individuo que tienen que reconocer, como por ejemplo: una voz de pito, una postura encorvada a lo Jorobado de Notre Dame, una forma de andar peculiar o marcas características de la persona como pueden ser las cicatrices o los tatuajes. No es de extrañar entonces, que puedas convivir con esta enfermedad y no ser consciente de ello durante años.
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DATO CURIOSO: ¿Cómo percibe las caras un prosopagnósico?
Joachim Bodamer, neurólogo que acuñó el término en 1947, describió un caso clínico en el que su paciente decía ver las caras planas como platos y con forma ovalada. A veces, podía percibir correctamente alguna facción aislada, como la nariz, la boca o los ojos (que veía casi siempre de un negro intenso).
¿Pero cómo procesa el cerebro las caras?
Para saber dónde se falla al procesar una cara hay que saber cuál es el proceso que el cerebro hace para reconocer dicha cara ¿no? Vamos digo yo. Así que te voy a contar los cuatro pasos a seguir para saber que la cara que ves al despertarte todas las mañanas es la de tu madre diciéndote que te levantes de una santa vez:
En un primer momento el cerebro hace un análisis de las características básicas del rostro. Digamos que ve los distintos componentes de la cara (ojos, boca, nariz,…) de forma aislada.
Después de coge toda esa información y la integra, haciendo que los elementos de una cara se dispongan en el espacio ordenadamente, vamos como se ordenan los elementos de una cara en la vida real y no en la cara de Mister Potato (los ojos bajo la frente). , la nariz en el centro de la cara y la boca justo debajo).
A continuación, como si de un superordenador se tratase, el cerebro va buscando en sus registros (guardados en la memoria) si la cara que tiene delante pertenece a alguien que ha visto ya en alguna ocasión o si pertenece a una persona que no conoce de nada. Y además pone esa cara en su contexto (la cara de tu jefe normalmente la ves sólo en el trabajo, y menos mal).
Una vez reconocida la cara de la persona como alguien familiar se pasa a darle una identidad, es decir, se pasa a emparejar la cara con un nombre.
Cada uno de estos pasos es realizado por una estructura o estructuras cerebrales específicas:
ESTRUCTURAS CARA
Tipos de prosopagnosia:
A perceptiva: El problema en este tipo de prosopagnosia es que no se podría reconocer que una cara es una cara. No son capaces de hacer el paso dos, donde tienen que integrar la información de las características que componen una cara, para saber que efectivamente es una cara. Es un déficit visuo-perceptivo tan elemental que estaría asociado a una agnosia visual más generalizada. Para entenderlo mejor, digamos que la persona es capaz de ver una cara como tal pero falla en el análisis estructural que debe hacer de la misma para identificar que es una cara, y por tanto no puede extraer la identidad ni que la cara le produzca sentimiento. de familiaridad.
Discriminativa: Aquí hay dificultad para reconocer un solo rostro desde las distintas posiciones y diferentes perspectivas. Es decir, si vemos un rostro de perfil o desde abajo, perderíamos la capacidad de decir que es un rostro.
Asociativa: Aquí el déficit se encuentra en reconocer caras familiares, es decir, el problema es identificar como familiar el rostro de una persona allegada para el prosopagnósico. Lo que no podrían hacer es el paso número tres.
Identificativa: La persona que la sufre tiene dificultades para identificar de quién es un rostro, aunque conserva la capacidad de saber si ese rostro pertenece a alguien conocido. Es decir, lo que no podrían hacer es el paso número cuatro.
Algunas pruebas para evaluar la percepción y el reconocimiento de las caras:
¿Te gustaría saber si eres hábil reconociendo caras? A lo mejor padeces prosopagnosia y no te has dado cuenta de que algo raro te ocurre a la hora de identificar rostros.
A continuación te dejo una serie de tareas que se usan en clínica para saber si un paciente padece o no este trastorno:
Ámbito perceptivo: Si lo que quieres es saber si eres capaz de percibir los rasgos que caracterizan una cara puedes usar por ejemplo una prueba en la que te presenten fotos con diferentes estímulos (entre ellos caras) y debes indicar cuál es la cara.
Ámbito discriminativo: También puedes ponerte frente a fotografías hechas desde diferentes ángulos y emparejar las que están hechas de perfil por un lado y las que están hechas desde arriba por otro.
Ámbito asociativo: Si lo que quieres es saber si puedes reconocer a tu mejor amigo para siempre, del que no te separas ni a tiros, puedes ponerte fotos de diferentes estímulos (igual que en la prueba anterior) pero está vez debes ser más específico e identificarlas según la instrucción que te den, por ejemplo agruparlas según el sexo. Una alternativa a esta prueba puede ser la de pedirte que dibujes una cara con pautas concretas de sexo (por ejemplo que la barbilla sea más cuadrada si es un hombre o que las facciones sean menos duras si es una mujer).
Ámbito identificativo: Tras poner sobre la mesa fotos de personas allegadas a ti y fotos de personas desconocidas para ti, pedir que señales aquellas fotos cuyos rostros te resulten familiares. No hay necesidad de que identifiques su nombre u otro tipo de información adicional, con que sepas si son familiares o no, bastaría.
Si quieres ponerte a prueba un poco más, puedes usar pruebas denominativas, es decir, pruebas donde tienes que decir el nombre del rostro que estás viendo. También puedes evaluar las expresiones faciales o los estados emocionales agrupando una serie de fotografías que se te presentan según la emoción que expresas.
¿Cómo os habéis quedado con todo esto? ¿Habéis completado las pruebas con éxito? O lo que es más importante, ¿Vas a hacérselas disimuladamente a ese amigo que se excusa en que es malísimo con las caras? ¿Sabías que Brad Pitt sufre esta enfermedad, de la que no había sido consciente hasta hace no muchos años? Pues ahí tienes un par de datos que pueden que te ayuden en tu próxima partida de Trivial.