La exposición crónica a niveles bajos de plomo, cadmio y arsénico a través de artículos domésticos de uso común, aire, agua, suelo y alimentos está asociada con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según una nueva declaración científica de la American Heart Association publicada hoy .
Los factores de riesgo tradicionales y los mecanismos biológicos definen de forma incompleta el riesgo aterosclerótico. La cardiología ambiental reconoce que la exposición a contaminantes, incluidos los metales contaminantes, constituye un componente importante y modificable del riesgo de enfermedad cardiovascular.
Esta declaración prioriza tres metales omnipresentes en el medio ambiente con evidencia actual que los vincula con la toxicidad cardiovascular: plomo, cadmio y arsénico.
Los estudios experimentales in vivo e in vitro muestran que la exposición a metales altera las vías biológicas con funciones compartidas en la regulación de las funciones cardíacas y vasculares, incluida la función del endotelio vascular, la inflamación crónica, el estrés oxidativo, los efectos epigenéticos y otros efectos cardiotóxicos.
El campo de la cardiología ambiental identifica la exposición a contaminantes, incluidos los metales contaminantes, como riesgos modificables de enfermedad cardiovascular. Lee el comunicado completo: http://spr.ly/6047OaV9x
La exposición crónica a niveles bajos de plomo, cadmio y arsénico a través de artículos domésticos de uso común, aire, agua, suelo y alimentos se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según una nueva declaración científica de la American Heart Association publicada hoy.
Los factores de riesgo tradicionales y los mecanismos biológicos definen de forma incompleta el riesgo aterosclerótico. La cardiología ambiental reconoce que la exposición a contaminantes, incluidos los metales contaminantes, constituye un componente importante y modificable del riesgo de enfermedad cardiovascular.
Esta declaración prioriza tres metales ambientalmente ubicuos cuya evidencia actual los vincula con la toxicidad cardiovascular: plomo, cadmio y arsénico.
Los estudios experimentales in vivo e in vitro muestran que la exposición a metales altera las vías biológicas con funciones compartidas en la regulación de las funciones cardíacas y vasculares, incluida la función endotelial vascular, la inflamación crónica, el estrés oxidativo, los efectos epigenéticos y otros efectos cardiotóxicos.
El campo de la cardiología ambiental identifica la exposición a contaminantes, incluidos metales contaminantes, como riesgos modificables de enfermedad cardiovascular. Lea el comunicado completo: