Científicos de ETH Zurich en Suiza han revelado una técnica que convierte las células bacterianas en un arma contra los tumores. El enfoque implica el uso de bacterias llamadas Magnetospirillum que son naturalmente magnéticas en virtud de las partículas de óxido de hierro que contienen. Los investigadores utilizan un campo magnético giratorio aplicado en la ubicación del tumor desde fuera del cuerpo para ayudar a atraer las bacterias a través de los huecos en las paredes de los vasos sanguíneos del tumor. Actualmente, la técnica se ha explorado como prueba de concepto, pero en el futuro tal vez sea posible unir nanopartículas cargadas de medicamentos contra el cáncer al exterior de las bacterias, convirtiéndolas en vehículos vivos de administración de medicamentos.
Investigadores de todo el mundo están desarrollando formas nuevas e ingeniosas de administrar medicamentos anticancerígenos tóxicos directamente a los tumores con la esperanza de maximizar la eficacia y reducir los efectos secundarios no deseados. Estos vehículos de distribución de drogas son la versión diminuta de las armas de precisión, y este último ejemplo es en sí mismo un organismo vivo. Las bacterias se han investigado anteriormente como terapia contra el cáncer, principalmente con la esperanza de que pudieran colonizar un tumor y provocar una poderosa reacción inmune en las proximidades, dañando potencialmente el tumor en el proceso.
Si bien las bacterias tienen potencial en este sentido, esta última tecnología es un poco más elegante y sofisticada. En este escenario, las bacterias están pensadas principalmente como un medio para administrar un fármaco anticancerígeno convencional, pero la principal innovación viene en los medios para lograr esta especificidad de dirección: los campos magnéticos. Las bacterias no suelen ser magnéticas, con la excepción de Magnetospirillum , que contiene naturalmente partículas de óxido de hierro.
Los investigadores se dieron cuenta de que podían inducir a esta bacteria a abandonar el torrente sanguíneo y entrar en un tumor mediante el uso de un campo magnético giratorio. Mientras que un campo estático proporcionaría señales meramente direccionales para las bacterias, un campo giratorio las mantiene en constante movimiento contra las paredes de los vasos sanguíneos y aumenta las posibilidades de que una determinada célula bacteriana encuentre un espacio en el vaso que le permita deslizarse hacia el interior del vaso. tejido tumoral más allá. Estos espacios se producen de forma natural y reversible entre las células endoteliales de los vasos sanguíneos, pero moverse aumenta las posibilidades de que una bacteria encuentre uno.
Hasta ahora, los investigadores han probado su enfoque en esferoides de células cancerosas, uniendo liposomas cargados de tinte al exterior de la bacteria y demostrando que podían introducirlo con éxito en las células. El equipo también demostró que la técnica puede aumentar con éxito la cantidad de células bacterianas que se acumulan en los tumores de ratones.
Estudio en ciencia robótica : microrobots vivos impulsados por torque magnético para aumentar la infiltración de tumores
Vía: ETH Zurich